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Para las personas con sudores nocturnos o de constitución de cuerpo frío, la seda es una buena noticia porqué es transpirable, permitiendo la circulación del aire dentro y fuera del edredón.
La seda contiene una serie de proteínas naturales y aminoácidos que aumentan la buena absorción de la humedad y permeabilidad, mejorando la salud de su piel. El algodón es un tejido que puede enredar el cabello, generar fricción y, como resultado, el temido efecto “frizz”. La seda, a diferencia, es un tejido que evita la fricción habitual que sufre el cabello contra la almohada y, por tanto, la rotura. Reconocidos estilistas aseguran que “la gente que duerme en sábanas de seda, reduce considerablemente los remolinos”.
La seda es ligera y suave en comparación con otros materiales. Puede reducir la presión en la piel y a la vez funciona como un regulador natural de calor, que hace el invierno templado y el verano fresco.
La seda no daña las pieles sensibles o irritables. La seda contiene seda natural que a la vez, actúa eficazmente contra el polvo y los ácaros. Las personas con alergias, como el eczema o el asma, pueden usar productos de seda sin preocuparse por las indeseadas reacciones alérgicas.
La fibra de seda es una de las fibras naturales más fuertes del mundo. Con un cuidado apropiado, puede llegar a utilizarse entre 15 o 20 años.
Debido a sus caracteres antialérgicos y antibacterianos, la seda se considera como el tejido más limpio para la ropa de cama.
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